lunes, 3 de septiembre de 2012

LA ESCUELA PITAGÓRICA


La escuela seleccionaba sus adeptos, los que eran sometidos a observación durante un período de tiempo, en cuanto a si verificaban las cualidades morales requeridas por la Orden y para determinar si ellos estaban deseosos o no de adquirir la sabiduría, aunque alcanzarla fuese una empresa ardua y sacrificada.
Esta Escuela era una Institución Iniciática, Filosófica, Etica, Religiosa y con un Corpus Científico, ligado en su conjunto por claves matemáticas, que condensan las relaciones invariables y los principios comunes a estos dominios.
Estaba organizada en cuatro grados iniciáticos y sus discípulos se desenvolvían en base a la fraternidad, que se entendía como un sentimiento intermedio entre lo que llamamos amistad y el amor.
1. Primer Grado (Preparación, Neófitos)
Este grado duraba entre 2 y 5 años, en los que el discípulo aprendía a través del silencio, que la palabra era oro en sí misma y no podía ser malgastada. “El neófito sólo escuchaba con atención la palabra de parte de sus maestros, quienes los instruían en los conceptos de la Moral, Tolerancia para todos los cultos, unidad de las religiones en la Ciencia Esotérica y sublimación de la Virtud”. Además se exaltaba el amor por la familia, el respeto a la mujer y la veneración a sus padres, que simbolizaban también los dioses sobre la Tierra. El amigo, debía simbolizar el otro yo, y ser también motivo de veneración.
A través de los Versos Dorados, verdaderas máximas pitagóricas, el novicio captaba a la divina Psiquis –el alma humana- ¿De dónde viene el alma?, ¿A dónde va?, ¿Por qué ese sombrío misterio de la muerte? Esas y otras interrogantes se formulaba el novicio, el que debía callar y escuchar a sus maestros. Debía vencer sus pasiones y adoptar la castidad en todos sus actos. El matrimonio era considerado como SANTO por Pitagóras; pero añadía NO CEDAS A LA VOLUOPTOSIDAD MAS QUE CUANDO CONSIENTAS EN SER INFERIOR A TI MISMO
2. Segundo Grado (Purificación)
En este período, el iniciado, develaba la Mitología a través del estudioesotérico de los números de la psiquis.
“En este grado se comprendía que los números no eran una cantidad abstracta, sino la virtud intrínseca y activa de Dios frente a la armonía Universal”.
El adepto guiado por sus maestros, observaba los principios de su propia inteligencia antes de aplicarlos al mundo exterior.
Así el Uno, era Dios, era la Mónada, el mundo increado y creado. Dios y la naturaleza considerados como un todo completo.
El Dos o la Dúada simbolizaba la facultad generadora de la Mónada, era el LOGOS de los hindúes, el VERBO de los cristianos. Fue el que engendró el mundo. Considerado en su unidad Dios reúne un principio masculino, la MONADA, y uno femenino la DUADA. Simboliza la Ley de la Naturaleza; lo masculino y lo femenino, la luz y la sombra, el día y la noche, etc.
El TRES o TRIADA era la expresión del mundo o Macrocosmo, expresión de la Divinidad en el espacio y el tiempo. Tenía tres principios elementales: Espíritu, Vida Sensible y Materia. El hombre está constituido por estos tres principios.
En el CUATRO o TETRADA se encontraba el principio de las Ciencias, la Ley de los Seres, Modo de Evolución y la Razón de las religiones diversas y de su Unidad Superior. Era la CLAVE UNIVERSAL. La infinidad de seres es producido por las combinaciones de Materia, Alma y Espíritu, que bajo el Impulso Creador de la Unidad Divina, el Cuarto Elemento, las concentra y las anima.
El CINCO o PENTAGRAMA, era el símbolo del hombre. Se representaba como un hombre de pie, con sus brazos y piernas abiertas, inscrito en una circunferencia. Era el símbolo de reconocimiento entre ellos.
El SEIS y los números siguientes tenían su interpretación, pero por lo suscinto de este escrito, sería extenderse demasiado y se perdería el objetivo de éste.
3. Tercer Grado (perfección)
Con el estudio a través de los símbolos esotéricos de los Números y de la Psiquis, los discípulos se embebían en el hecho, que es en la inteligencia y con ella, que la Verdad se irradia sobre los tres mundos, haciéndolo pasar, desde el mundo exterior (Exotérico) hacia el interior (Esotérico). Se estudiaba la Cosmología. Es decir, con lo anterior se despertaba la conciencia, para que el alma se volviera a sí misma, observando todas las vidas y todos los mundos (pasado, presente y futuro, unidos en la Eternidad). “CONÓCETE A TI MISMO Y CONOCERAS EL UNIVERSO DE LOS DIOSES”, era la máxima. Se llegaba así al estudio y conocimiento de la Transmigración de las Almas, por cuerpos sucesivos hasta la Mónada, donde el hombre es el último estadio del proceso.
4. Cuarto Grado (Epifanía del Universo o Vista desde las Alturas)
En esta etapa se desarrollaba la voluntad, para que la Verdad penetrara en lo profundo del ser del discípulo y éste se pudiera proyectar en la práctica de la vida. Aquí, el necesitaba, según Pitágoras, realizar la Verdad en Inteligencia, la Virtud en el Alma y la Pureza en el Cuerpo. En este grado el adepto debía desarrollar potencialidades superiores (que hoy las llaman Facultades Parasicológicas). Es decir, debería llegar a ser un Hombre Evolucionado (Al decir de Jesús de Nazareth: Hijo del Hombre).
Citando a M. Ghyka: “En este grado los hombres, según Pitágoras, se clasificaban en cuatro grupos de acuerdo a su grado de evolución.
1. Instintivos. Desarrollo de la inteligencia en el Mundo Físico.
2. Anímicos o Pasionales. Su inteligencia radica en el alma, que viven ideas relativas, modificadas por pasiones y ceñidas por un horizonte limitado.
3. Intelectuales. La inteligencia radica en la razón. La voluntad ha adquirido el hábito de obrar sobre el intelecto puro.
4. Adepto o Grandes Iniciados. “La inteligencia tiene el poder sobre el alma.”

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